Los pies son una parte importante del cuerpo y una de las que más solemos descuidar. Aguantan nuestro peso y nos permiten mantenernos erguidos. Elegir bien el calzado que utilizamos es clave para asegurarnos una buena calidad de vida y prevenir dolencias a medio y largo plazo.
Es más importante el calzado que la ropa. Con la ropa basta con que nos veamos bien con ella, que estemos a gusto llevándola, que nos proporcione abrigo en invierno y nos permita estar frescos en verano. La calidad de los materiales es secundaria. Por eso las grandes marcas pueden lanzar prendas con materiales sintéticos.
Sin embargo, con el calzado, la calidad de los materiales y la confección es fundamental. Debemos usar zapatos que faciliten la transpiración de los pies, que permitan libertad de movimiento para desplazarnos y que tengan una suela que absorba los impactos que los pies reciben al caminar.
Utilizar calzado que resulte inadecuado nos pueden producir problemas que afecten a la columna vertebral, a las caderas o a las rodillas.
La Doctora Ana Ostra, que dirige La Clínica Podológica Oltra en Alicante, una clínica del pie especializada en podología médica y quirúrgica, con más de 25 años de experiencia en el sector, señala que los desequilibrios que sufrimos en los pies a consecuencia de emplear un calzado inadecuado repercuten directamente sobre el tobillo, las rodillas y las caderas.
Algunas de las enfermedades que sufren los pies vienen causadas por el tipo de calzado que usamos. Nos referimos, por ejemplo, a los callos o al pie de atleta. Pero también, en ciertas lesiones que podemos sufrir, como los esguinces de tobillo, tiene mucho que ver el calzado utilizado.
Utilizar un calzado cómodo y de calidad no es cuestión baladí.
Los zapatos que deberías llevar.
El doctor Manel Pérez Quirós, del C.G.C.O.P. (Consejo General de Colegios Oficiales de Podología) comenta al periódico La Vanguardia que debemos buscar siempre un zapato que se adapte a la forma de nuestros pies, y no al revés. Es decir, si tenemos un pie ancho, debemos utilizar zapatos de horma ancha y preferiblemente con la punta redondeada. Mientras que si tenemos un pie estrecho debemos utilizar calzado que nos recoja bien el pie. No podemos usar unos zapatos donde el pie esté bailando cada vez que damos un paso.
Según el doctor Manel Pérez, además de la confortabilidad del calzado, tenemos que tener en cuenta el material con el que está hecho. Debemos buscar materiales transpirables. El mejor de todos ellos es la piel. El calzado sintético puede provocar maceraciones en el pie debido a la humedad que se produce en el interior del zapato.
Hay 5 aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de comprar unos zapatos, si queremos que no nos dañen los pies. Son los siguientes:
- La confección del zapato. Aquí, además del material del zapato y de la horma, de las que ya hemos hablado, debemos tener en cuenta el tipo de suela. Lo normal es que estemos todo el día pisando superficies duras, por lo que deberíamos utilizar zapatos con suelas flexibles que actúen como amortiguador de los impactos. La sujeción del zapato en la parte del talón es otro aspecto importante. Debemos asegurarnos de que el pie mantenga una postura homogénea en el interior del zapato y que no se tuerza al caminar.
- Elegir la talla correcta. En el calzado, la talla es más importante de lo que pensamos. No es una cuestión estética, sino de comodidad. Debemos escoger unos zapatos que nos recojan los pies, pero que no nos aprieten ni que sea demasiado holgados. Si el zapato nos viene un poco grande, el pie estará moviéndose en su interior cuando caminemos, por lo que nos puede provocar fricciones en la planta del pie. Lo normal es que haya un centímetro de distancia, aproximadamente, entre el final de los dedos del pie y la puntera del zapato. El tallaje del calzado es referencial, no es exacto. Esto quiere decir que, con la misma talla de zapato, podemos encontrar leves diferencias de tamaño entre un fabricante y otro. Por lo que es recomendable probarse siempre los zapatos antes de comprarlos.
- Tener en cuenta la temporada. Debemos tener un calzado para el invierno y otro para el verano y usar, al menos, dos pares de zapatos (botas o deportivas) que vamos alternando con frecuencia. Esto se hace así para no deformar los zapatos. Con el uso, los zapatos se vician, pierden su forma original, ya que se adaptan a nuestros pies y a nuestros pasos. Esto hace que pierdan el mecanismo de compensación que ofrece un calzado neutro. Por otro lado, aparte de la temperatura, es conveniente dejar los zapatos descansar cada 6 meses para que, en parte, recuperen su forma.
- Usar un tacón adecuado. El pie humano está diseñado para caminar con una cierta inclinación. El 75% del peso lo soporta el talón y el 25% el antepié. Un tacón de 2 cm y medio o 3 reparte el peso del cuerpo por toda la superficie del pie y facilita la biomecánica. Es decir, con esta altura de tacón, el talón soportaría un 50% del pie, y el antepié el otro 50%. A medida que aumentamos la altura del tacón, la carga se invierte. Llegando a los tacones de más de 7 cm, donde el 75% del peso lo soporta el antepié. Lo cual es antinatural.
- Usa un calzado para cada necesidad. Piensa en el uso que le vas a dar a los zapatos. En la actualidad está la tendencia de usar zapatillas deportivas para todo. Lo hacemos porque es un calzado cómodo. Sin embargo, estas zapatillas están diseñadas para hacer ejercicio. Si lo que vamos a hacer es estar parados todo el día, de pie, terminaremos descompensando el calzado. Hundiendo la zona del talón. Puesto que este calzado no ha sido diseñado para ese fin. En este caso, lo mejor es usar zapatos con un tacón duro. Que aguanten bien la presión.
Los zapatos que no deberías llevar.
Hemos visto algunos consejos para elegir el calzado adecuado. Sin embargo, el periódico La Verdad de Murcia nos advierte de 3 tipos de zapatos que deberíamos evitar en la medida de lo posible; al menos, no llevarlos a diario, por los problemas físicos que nos pueden ocasionar. Son los siguientes:
- Zapatos de tacón de aguja. Según un estudio realizado por Fisiomsalud, el uso habitual de los zapatos de tacón de aguja empujan el pie hacia delante haciendo que se deforme en forma de cuña. Esto hará que aparezcan deformaciones como los juanetes o el llamado pie martillo; es decir, una curvatura inusual en la falange de los dedos que hacen que adopten la forma de garra, con el consiguiente dolor que esto nos produce. Para mantener el equilibrio, los zapatos de tacón de aguja producen una alteración en la postura corporal que provoca la curvatura lumbar. Esto viene asociado con dolores crónicos en la parte baja de la espalda. Todo ello sin contar con que estos zapatos aumentan las probabilidades de sufrir esguinces de tobillo.
- Chanclas. Las chanclas son un calzado cómodo para salir de la piscina, pero poco más. Al carecer de un agarre adecuado, los músculos del pie deben hacer un esfuerzo extra para mantener el equilibrio durante la marcha. Esto provoca un desgaste acelerado del cartílago de la rodilla, así como una alteración de la postura global del cuerpo que puede afectar a la cadera.
- Zapatillas con suelas blandas. Las zapatillas con las suelas muy blandas, fabricadas con espuma Eva y otros materiales livianos y flexibles están diseñadas para correr, pero no son adecuadas para el uso constante. Estas suelas enseguida se deforman con la presión del pie, perdiendo la compensación que nos ofrece el calzado. Esto va a afectar a la postura general del cuerpo, lo cual puede acarrear problemas en las rodillas, en las caderas y en la columna vertebral.
Dolencias provocadas por el uso de calzado inadecuado.
No podíamos terminar este artículo sin mencionar algunas dolencias causadas por el uso de un calzado inadecuado.
Entre otros problemas, en nuestros pies, los zapatos incorrectos pueden provocarnos juanetes, callosidades, infección por hongos o fascitis plantar. Una inflamación del tejido fibroso que une el talón con la almohadilla metatarsiana. La cual nos genera un dolor intenso solo con plantar el pie en el suelo.
Usar un calzado inadecuado nos puede provocar dolores de rodilla, desgaste del cartílago de la rótula, problemas en el menisco y se aumentan las posibilidades de sufrir esguince de tobillo. Debido a la alteración de la postura, a medio o largo plazo puede ocasionar curvatura dorsal (cifosis), curvatura lumbar (lordosis) y lumbalgias.
Los zapatos con un tacón superalto, como los zapatos de tacón de aguja, van a cargarnos los gemelos, ya que los mantienen continuamente en tensión para poder caminar y mantener el equilibrio.
Escoger bien el calzado es primordial para cuidar la salud de nuestros pies y de nuestro cuerpo, en general.