Las farmacias utilizan ya bolsas compostables.

Despacho de farmacia

Muchas farmacias de nuestro país ya entregan los medicamentos a sus clientes en bolsas de plástico compostable, bolsas que se degradan en el medio natural. Una forma de proteger el planeta.

Si bien no se hace mucha publicidad sobre ello, las farmacias es uno de los sectores comerciales donde más se cuida el medioambiente. En muchas de ellas hay puestos de recogida de medicamentos caducados. Los productos se entregan envueltos en un pliego de papel que puedes reciclar y, ahora, además, utilizan bolsas de plástico ecológico.

La emisión de residuos plásticos es uno de los efectos más perniciosos de la actividad humana sobre el medioambiente. Datos publicados recientemente por la ONU indican que la humanidad genera más de 430 millones de toneladas de residuos plásticos al año. Estos residuos generan unos 1.800 millones de toneladas métricas de emisiones de gases invernadero. El 36% de los residuos plásticos provienen de envases y embalajes.

La población somos conscientes de esta agresión medioambiental. Nos estamos esforzando por sacar los plásticos de nuestra vida. Aunque sabemos que no es fácil. No olvidemos que durante todo el siglo XX, el plástico nos ha hecho la vida más cómoda. Aunque para ello le hayamos propiciado un serio varapalo a la salud del planeta.

El caso es que ahora nos tomamos el café para llevar en vasos de celulosa, removemos el azúcar con cucharillas de madera y nos llevamos el `pollo al ast de los domingos en un envase reciclable. Hasta hemos puesto de moda las tiendas de productos a granel, igual que compraban nuestras bisabuelas.

En ese esfuerzo por arrinconar los plásticos, el uso de bioplásticos, también llamados plásticos ecológicos, es un paso importante. Estas bolsas, aunque parezcan iguales a las bolsas de plástico tradicionales, no lo son. No están hechas con derivados del petróleo, sino con materiales de origen vegetal. Son bolsas orgánicas.

Qué es el plástico compostable.

El plástico compostable es un tipo de plástico diseñado para poder descomponerse en condiciones de compostaje, transformándose en abono, dióxido de carbono y agua, sin generar residuos tóxicos que puedan dañar al planeta.

Estos plásticos se fabrican utilizando materias primas naturales como la fécula de patata, o el almidón presente en el maíz, el arroz y en la caña de azúcar. Por sus características químicas, el almidón vegetal se puede transformar en polímeros similares al del plástico derivado del petróleo.

Al proceder de materia orgánica, el plástico compostable se puede descomponer en la naturaleza de manera natural. Igual que sucede con los restos de la actividad agropecuaria (ramas y follaje procedente de la poda o excrementos provenientes de la ganadería). Un dato a tener en cuenta es que una bolsa de plástico biodegradable tarda en descomponerse entre 3 y 6 meses, mientras que una bolsa de plástico normal lo hace entre 150 y 1.000 años.

La fabricación de plástico biodegradable está bastante controlada por la Unión Europea. Para que un plástico ecológico sea considerado compostable debe reunir una serie de requisitos recogidos en la norma UNE-EN 13432, lo que asegura que ese plástico no va a emitir sustancias tóxicas durante su descomposición.

Estos plásticos presentas grandes beneficios para el cuidado del planeta. Los fabricantes de Bioplásticos Genil, una empresa de Granada que lleva desde 1990 fabricando bolsas de plástico compostable, señalan que si comparamos este sistema con la fabricación de bolsas de papel reciclable, se evita la tala de más de 2.823 árboles, se consume 97 veces menos agua y se evitan 1.850 toneladas de emisión de CEO2 a la atmósfera.

Cosas que no sabías sobre los plásticos compostables.

El concepto “plástico compostable” nos infunde la idea de que es un plástico de origen orgánico que se puede degradar en la naturaleza. Sin embargo, hay una serie de cosas que la mayoría de gente no sabemos sobre estos plásticos. El blog sobre ecología Foodunfolded  nos da luz sobre el asunto. Estas son algunas cuestiones sobre los plásticos compostables que debes conocer:

  1. No puedes reciclarlos en tu jardín. Algunas personas tienen un área de compostaje en su jardín o en su finca rural. Es un espacio donde depositan los residuos orgánicos para que se transformen con el tiempo en abono para las plantas. Los platos, vasos, cubiertos y bolsas de plástico compostable no se pueden compostar en zonas domésticas, salvo que así lo indique el etiquetado del fabricante. Esto se debe a que necesitan unas condiciones de temperatura y humedad determinadas.
  2. El plástico compostable solo puede descomponerse a altas temperaturas. Para reciclar las bolsas compostables necesitamos una temperatura constante superior a 50º Centígrados y la acción de ciertas bacterias y microorganismos. Esto se hace en áreas de compostaje industriales donde todas estas variables están controladas. Son zonas a cielo abierto, donde se reproducen las condiciones físicas adecuadas para conseguir una descomposición completa del producto.
  3. No es lo mismo biodegradable que compostable. Se trata de dos términos que tendemos a confundir. Biodegradable indica que un objeto se puede descomponer en la naturaleza, pero también puede liberar sustancias químicas en su descomposición. Un plástico compostable es aquel que se puede degradar en una planta industrial de compostaje y solo emite agua y CEO2 en unos niveles asimilables por el planeta.
  4. Los plásticos compostables se tiran en el contenedor marrón. Este es una recomendación que algunos ciudadanos conocen y otros no. Debemos separar las bolsas de plástico comunes de las de plástico compostable. Las bolsas de plástico comunes las debemos desechar en el contenedor de plásticos y envases; mientras que las compostables, al ser un desecho orgánico, debemos tirarlas al contenedor de tapa marrón, igual que las mondas de frutas y verduras o los restos vegetales de la poda de plantas domésticas.

El plástico compostable reactiva la economía circular.

Dice la revista Plástico que existe una opinión generalizada de que los plásticos compostables tienen un efecto negativo sobre los procesos de reciclado mecánico. Lo primero que hay que señalar es que de estos envases solo un 4% se recicla adecuadamente. Los consumidores o los tiran a las bolsas de basura genérica o los confunden con plásticos normales.

El otro aspecto que hay que subrayar es que el empleo de estos bioplásticos continúa siendo bastante reducido. Las bolsas de plástico compostable se utilizan en muchos supermercados como continente donde introducir las frutas y verduras que compramos al peso. Esas que metemos en una bolsa y después nos las pesan en la caja, o que pesamos nosotros mismos en una báscula que emite una etiqueta adhesiva con el precio, el nombre del producto y el código de barras. Ahora, como estamos viendo, también se dispensan en las farmacias.

Algunos de los consumibles de plástico de un solo uso también están fabricados en plástico compostable. Me refiero a platos, vasos, cubiertos, etc. En los hechos, el plástico compostable representa menos de un 5% del total de envases plásticos que utilizamos.

Estas dos razones hacen que las plantas industriales de compostaje de plástico actúen muy por debajo de su potencial. A medida que el plástico compostable se utilice más y los ciudadanos nos acostumbremos a reciclarlo adecuadamente, sus beneficios para el planeta serán mayores, ya que la descomposición de estos plásticos tiene una tasa de contaminación inferior al 0,8%.

Las plantas de compostaje industrial, básicamente producen abono orgánico. Un producto ecológico utilizado en la agricultura que sustituye a los fertilizantes químicos. Otra fuente de contaminación.

Muchos de los residuos agrarios generados en cultivos como plantaciones de maíz, de patata, de remolacha o de caña de azúcar, podrán ser utilizados para extraer almidón con el que fabricar más bolsas de plástico compostable.

La necesaria colaboración ciudadana.

Aunque en temas medioambientales, no es correcto colocar el foco en la población, los ciudadanos podemos poner nuestro granito de arena.

La principal responsabilidad, en este campo, está en los Estados y en los gobiernos de los países. En aplicar políticas ecológicas efectivas, promulgar leyes que protejan al planeta y perseguir a los que no las respeten. Aun así, es bueno recordar que para que los programas de reciclado y economía circular avancen es necesaria la colaboración de la población.

Las tres ERRES de una actitud ciudadana responsable con el medioambiente son reusar, reutilizar y reciclar.

Reusar hace referencia a darle varios usos a los productos. Especialmente a aquellos que tenemos catalogados como de usar y tirar. Es, por ejemplo, acudir al supermercado con una bolsa de plástico en el bolsillo.

Reutilizar es darle una segunda vida a los productos usados. En este sentido, el floreciente mercado de artículos de segunda mano, que se ha reactivado gracias a plataformas de internet donde los usuarios venden objetos que ya no utilizan, está resultando beneficioso para el planeta.

También, cómo no, debemos acostumbrarnos a separar en casa los residuos en función del contenedor de reciclado donde debemos tirarlos. Soy consciente de que los pisos son cada vez más pequeños y que la cocina, lugar donde solemos recoger la basura, no ofrece el espacio que nos gustaría para tener cubos para cada tipo de residuo. Pero si nos lo proponemos, podemos encontrar una solución.

La protección del planeta se basa muchas veces en cambiar algunos pequeños hábitos de vida.

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